¿Por qué este nombre?
Aún, necesitados lectores, no os he desvelado el secreto del título de mi blog. ¿Por qué este título tan peculiar? Y es que todo tiene una explicación en está vida.
Soy una soñadora más del mundo, una chica que se preocupa de disfrutar y tratar de sacar la mejor cara de las cosas, aunque siempre siendo crítica con la situación que se vive; por eso, cuando tengo algún problema o estoy triste prefiero no demostrarlo, es decir, prefiero no manifestar mi tristeza o mi preocupación ante las personas que me rodean. Sé que es un poco absurdo realizar este esfuerzo ya que a la única que estoy engañando es a mí misma, pero me gusta que la gente me vea "feliz", sonriente a todas horas, aunque a veces no tenga fuerzas ni para sacar una sonrisa, pero me esfuerzo por hacerlo. Aunque hay veces que por mucho que me esfuerce las lágrimas salen solas y no hay fuerza humana capaz de detenerlas.
A la hora en que estoy a solas, conmigo misma, es cuando puedo enfrentarme a las cosas que verdaderamente me atormentan o las que me hacen rebosar de alegría, mientras tanto me encargo de disfrutar y vivir la vida con la gente a la que quiero y necesito.
Suele ser por las noches, en la penumbra y el silencio de una noche cerrada, cuando me pongo a pensar y a pensar, a dar vueltas en la cama hasta que el sueño acaba por abatirme. Siempre antes de dormir, reflexiono conmigo misma, siendo mi almohada mi única compañera y oyente de mis confesiones.
Mientras mi madre y mis amigos, por ejemplo, creen que soy la chica más feliz del mundo, mi almohada es consciente de que me falta algo. De alguna manera, salgo a flote sin ayuda de nadie, aunque se hace más duro, a veces.
No penséis que mi vida es carente o desdichada, ni mucho menos. Mayormente, soy una chica feliz, ilusa y algo inocente a veces, pero que sería del mundo sin los inocentes...Por eso, decidí ponerle este título a mi blog; como muestra de reconocimiento y acto de homenaje a mi confidente fiel, porque ella nunca se aburre con mis charlas y sabe guardar mejor que nadie los pensamientos que a una chica adolescente se les puedan ocurrir, ya sean momentos de desolación o de infinita euforia.
Soy una soñadora más del mundo, una chica que se preocupa de disfrutar y tratar de sacar la mejor cara de las cosas, aunque siempre siendo crítica con la situación que se vive; por eso, cuando tengo algún problema o estoy triste prefiero no demostrarlo, es decir, prefiero no manifestar mi tristeza o mi preocupación ante las personas que me rodean. Sé que es un poco absurdo realizar este esfuerzo ya que a la única que estoy engañando es a mí misma, pero me gusta que la gente me vea "feliz", sonriente a todas horas, aunque a veces no tenga fuerzas ni para sacar una sonrisa, pero me esfuerzo por hacerlo. Aunque hay veces que por mucho que me esfuerce las lágrimas salen solas y no hay fuerza humana capaz de detenerlas.
A la hora en que estoy a solas, conmigo misma, es cuando puedo enfrentarme a las cosas que verdaderamente me atormentan o las que me hacen rebosar de alegría, mientras tanto me encargo de disfrutar y vivir la vida con la gente a la que quiero y necesito.
Suele ser por las noches, en la penumbra y el silencio de una noche cerrada, cuando me pongo a pensar y a pensar, a dar vueltas en la cama hasta que el sueño acaba por abatirme. Siempre antes de dormir, reflexiono conmigo misma, siendo mi almohada mi única compañera y oyente de mis confesiones.
Mientras mi madre y mis amigos, por ejemplo, creen que soy la chica más feliz del mundo, mi almohada es consciente de que me falta algo. De alguna manera, salgo a flote sin ayuda de nadie, aunque se hace más duro, a veces.
No penséis que mi vida es carente o desdichada, ni mucho menos. Mayormente, soy una chica feliz, ilusa y algo inocente a veces, pero que sería del mundo sin los inocentes...Por eso, decidí ponerle este título a mi blog; como muestra de reconocimiento y acto de homenaje a mi confidente fiel, porque ella nunca se aburre con mis charlas y sabe guardar mejor que nadie los pensamientos que a una chica adolescente se les puedan ocurrir, ya sean momentos de desolación o de infinita euforia.
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