-Azul + Rosa = Morado-
Hoy, una niña de unos seis años me ha hecho un comentario que me ha hecho reflexionar:
Estábamos en un cumpleaños haciendo juegos con un grupo de 20 niños y niñas. Les pedía que me dijeran su nombre, una cosa que les gusta y una que no les gustase.
Mi gran sorpresa ha sido la respuesta de una niña, cuando ha dicho literalmente: "Odio cuando los niños nos dicen que las niñas no pueden jugar al fútbol".
Me he quedado horrorizada.
A estás alturas, ¿lo azul sigue siendo para ellos y lo rosa para nosotras? ¿Los deportes siguen estando sexualizados y las cartas a los Reyes Magos siguen escribiéndose bajo la presión social de que existen juguetes divididos por género? ¿Estamos obligados a que nos guste un color u otro, sometidos a si tenemos pene o vagina?
Puede que, haya personas que consideren una locura que haya madres solteras o padres que se queden con la custodia de sus hijos o hijas; pero lo que yo considero una verdadera locura y vergüenza ajena, es que siga habiendo "personas" que tachen con "X" sexualidad o, incluso, prohíban a sus hijos e hijas a disfrutar de juguetes que "pertenecen" al otro sexo.
Locura es que una madre, por el simple hecho de ser mujer, vaya a ser capaz de criar y educar mejor a sus hijos o hijas que un padre; o que, un padre viva con la constante presión y responsabilidad de mantener económicamente a toda una familia, porque es el patriarca y sustento del hogar.
Deprimente es que, a día de hoy, haya padres y madres que no eduquen a sus hijos e hijas desde la igualdad de género y la coeducación y sigan permitiendo que, cuando anuncian "cocinitas de juguete" se les relacione con chicas; y los juegos de violencia y lucha, con los chicos. ¡Reaccionad ya!
Sin duda, existen muchos conflictos sociales que merecen nuestra atención y lucha constante; sin priorizar ninguno sobre otro. De hecho, si fuésemos más allá y nos paráramos a leer las 17 metas mundiales que la ONU propone para la transformación y dar paso a un desarrollo sostenible del mundo; encontraría que el Quinto de ellos, lucha por una sociedad igualitaria en género; que el hecho de ser mujer u hombre, no nos convierte en mejor o peor, en más o menos capaz o nos mantienen ligados de por vida a una privación del placer de hacer lo que nos gusta por nuestro sexo.
Género y sexo. Dos palabras bastantes distintas.
Ojalá, algún día, esa pequeña niña, vuelva a coincidir en un juego parecido al de hoy y diga felizmente: "Me encanta jugar al fútbol con mis amigos y mis amigas".
Ejemplos y frases como estás vamos a escuchar todos los días. La pregunta es, ¿hasta dónde vamos a luchar por convertirnos en sólo "personas", en vez de "hombres" y "mujeres" y todo lo que ello conlleva ?
Dejemos que los Reyes Magos hagan felices a los niños y a las niñas con lo que realmente quieran jugar. Sólo así, el día de mañana, los 3 señores de Oriente no necesiten leer el nombre remitente de la carta para escoger un juguete u otro y puedan crear, una magia verdadera que nos ahorrará muchas víctimas de violencia de género machista y una inmensa multitud de depresiones psicológicas de hombres, a manos de mujeres manipuladoras.
Estábamos en un cumpleaños haciendo juegos con un grupo de 20 niños y niñas. Les pedía que me dijeran su nombre, una cosa que les gusta y una que no les gustase.
Mi gran sorpresa ha sido la respuesta de una niña, cuando ha dicho literalmente: "Odio cuando los niños nos dicen que las niñas no pueden jugar al fútbol".
Me he quedado horrorizada.
A estás alturas, ¿lo azul sigue siendo para ellos y lo rosa para nosotras? ¿Los deportes siguen estando sexualizados y las cartas a los Reyes Magos siguen escribiéndose bajo la presión social de que existen juguetes divididos por género? ¿Estamos obligados a que nos guste un color u otro, sometidos a si tenemos pene o vagina?
Puede que, haya personas que consideren una locura que haya madres solteras o padres que se queden con la custodia de sus hijos o hijas; pero lo que yo considero una verdadera locura y vergüenza ajena, es que siga habiendo "personas" que tachen con "X" sexualidad o, incluso, prohíban a sus hijos e hijas a disfrutar de juguetes que "pertenecen" al otro sexo.
Locura es que una madre, por el simple hecho de ser mujer, vaya a ser capaz de criar y educar mejor a sus hijos o hijas que un padre; o que, un padre viva con la constante presión y responsabilidad de mantener económicamente a toda una familia, porque es el patriarca y sustento del hogar.
Deprimente es que, a día de hoy, haya padres y madres que no eduquen a sus hijos e hijas desde la igualdad de género y la coeducación y sigan permitiendo que, cuando anuncian "cocinitas de juguete" se les relacione con chicas; y los juegos de violencia y lucha, con los chicos. ¡Reaccionad ya!
Sin duda, existen muchos conflictos sociales que merecen nuestra atención y lucha constante; sin priorizar ninguno sobre otro. De hecho, si fuésemos más allá y nos paráramos a leer las 17 metas mundiales que la ONU propone para la transformación y dar paso a un desarrollo sostenible del mundo; encontraría que el Quinto de ellos, lucha por una sociedad igualitaria en género; que el hecho de ser mujer u hombre, no nos convierte en mejor o peor, en más o menos capaz o nos mantienen ligados de por vida a una privación del placer de hacer lo que nos gusta por nuestro sexo.
Género y sexo. Dos palabras bastantes distintas.
Ojalá, algún día, esa pequeña niña, vuelva a coincidir en un juego parecido al de hoy y diga felizmente: "Me encanta jugar al fútbol con mis amigos y mis amigas".
Ejemplos y frases como estás vamos a escuchar todos los días. La pregunta es, ¿hasta dónde vamos a luchar por convertirnos en sólo "personas", en vez de "hombres" y "mujeres" y todo lo que ello conlleva ?
Dejemos que los Reyes Magos hagan felices a los niños y a las niñas con lo que realmente quieran jugar. Sólo así, el día de mañana, los 3 señores de Oriente no necesiten leer el nombre remitente de la carta para escoger un juguete u otro y puedan crear, una magia verdadera que nos ahorrará muchas víctimas de violencia de género machista y una inmensa multitud de depresiones psicológicas de hombres, a manos de mujeres manipuladoras.
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