Hoy es el último día de tu vida

Hoy es el último día de tu vida.

Si cada día que nos despertásemos por las mañanas, sintiéramos que fuese un día importante; quizás nos centrásemos más en vivir.

A veces siento que la vida va demasiado deprisa y que tenemos que sumarnos a un vagón que, a veces, deberíamos dejar pasar. Hay demasiados estímulos para controlarnos, pero ¿realmente somos capaces de saber cuáles son los estímulos que, como personas, nos hace sentirnos vivos?

Ya no nos llegan cartas escritas. La Radio está a la cola de la comunicación. Los periódicos se usan para empapelar paredes o leer horóscopos. No suele haber charlas durante las comidas en familia. No observamos porque no tenemos tiempo. Los apuntes de una asignatura puedes encontrarlos en cualquier sitio, pero te perderás los "pie de página" que cada profesor o profesora añade en su mente.

Pero, ¡qué coño estamos haciendo con nuestro tiempo! ¿Por qué?

A veces, necesitamos PARAR. Congelar unos minutos, levantar la cabeza y admirar lo que tenemos en nuestro punto de visión. Inspirar y oler sensaciones. Adivinar una emoción a través de unos ojos. Saborear el agua y sentir cómo nos atraviesa el cuerpo y qué provoca. Escuchar la melodía de una muchedumbre. Exprimir un abrazo de 5 segundos.

Puede que algunos tengan la suerte de saberlo, pero la gran mayoría de nosotros; no sabemos cuándo va a ser el último día de nuestro vida y, mañana, seguiremos pecando de ignorantes y derrochadores de tiempo... por seguir dejando que otras cosas nos despisten de lo que nos es valioso.