-Fue. Es. Y, quién sabe si llegará, o no, a ser-

Y, cuando crees que has perdido toda energía que hay dentro de ti, que vas a que los días pasen por ti en vez de tú pasar por los días; que el Norte ha debido esconderse de tu brújula y ves una y otra vez las mismas horas del reloj despertar... Ese momento. Justo ahí.

Una voz interna te susurra que en peores líos te has metido y que de más injustas condenas te has librado; que ni todo es tan negro como tu mente te quiere hacer creer, ni los extremos se han juntado con tal de joderte.

Como un pez que boquea fuera del agua para sobrevivir, como la presa de una araña que lucha por no caer enredada en una muerte casi segura... Renace esa lucha interior por amar el llegar a casa después de un día agotador, de observar a tu alrededor y, admirar, después de tanto mirar... de soltar un suspiro de alivio por darte cuenta que no merece la pena, ni la espera; ni las pocas ganas que te alimenta hacer o deshacer planes... que las situaciones se transforman y las circunstancias siempre, SIEMPRE, son maleables; que tú eres una soldadura MAG por completo y que, si sigues luchando por conseguir lo que quieres un poquito cada día, todas esas partículas resquebrajadas, acaban por reforjarse un día, revolviéndote sólo contigo misma.

El "fue". El "es". Y, quién sabe si llegará, o no, a ser.

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